martes, 11 de diciembre de 2007

Oda a los Trenes del Sur

Museo Ferroviario Pablo Neruda

TRENES del Sur, pequeños entrelos volcanes, deslizandovagones sobrerieles mojados por la lluvia vitalicia, entre montañas crespas y pesadumbre de palos quemados.

Oh frontera de bosques goteantes, de anchos helechos, de agua, de coronas. Oh territorio fresco recién salido del lago, del río, del mar o de la lluvia con el pelo mojado, con la cintura llena de lianas portentosas, y entonces en el medio de las vegetaciones, en la raya de la multiplicada cabellera, un penacho perdido,el plumerode una locomotora fugitiva con un tren arrastrando cosas vagasen la solemnidad aplastadora de la naturaleza, lanzandoun grito de ansia, de humo, como un escalofrío en el paisaje!

Asídesde sus olas los trigales con el tren pasajero conversan como si fuera sombra, cascada o ave de aquellas latitudes, y el tren su chisperío de carbón abrasado repartecon oscura malignidad de diablo y sigue, sigue, sigue, trepa el alto viaducto del río Malleco como subiendo por una guitarra y canta en las alturas del equilibrio azul de la ferretería, silba el vibrante tren del fin del mundocomosise despidieray se fuera a caer donde terminael espacio terrestre, se fuera a despeñar entre las islas finales del océano. [Oda a los Trenes del Sur - Pablo Neruda]

No hay comentarios: