La iglesia dice: el cuerpo es una culpa
La ciencia dice: el cuerpo es una maquina
La publicidad dice: es cuerpo es un negocio
El Cuerpo dice: yo soy una fiesta
Eduardo Galeano
Sobretodo no mires mis fotografías, sólo explóralas, es mi arte infinito y experimental. un pequeño rincon de mi mundo - nuestro mundo...
Por Gabriela Fernanda Alvarez
(Licenciada en Ciencias de
La fotografía, se convierte en arte en el momento en que la persona comienza a utilizar sus capturas fotográficas (y todo el proceso que ello implica) como una manera de transmitir sus ideas y emociones, y deja de considerarla como mera reproducción de la realidad.
El acto de presionar el obturador, se convierte en un instante donde la subjetividad de la persona se manifiesta mediante la imagen, pues es una toma que ha sido visualizada y que contiene un conjunto de representaciones que son significativas.
Este mundo esta lleno de artes por descubrir.
Estimado Horacio, te he soñado despierto y radiante y esa sonrisa era un atardecer con un bello ocaso que nos dejaba ver su último rayo. ambos vimos la luz verde y supimos el destino de nuestras existencias. en la comunión de cada uno, en el límite de toda paciencia hay cierta ambiguedad.
encuentro en la tolerancia la fórmula para permanecer juntos infinitamente. sin embargo, el entendimiento y la empatía no son las virtudes de esta roedora de papel.
Horacio, ¿con qué ojos debo ver tu displicencia arrullada en mi pecho
o tu sombra latente en cada rincón de mi humanidad?
¿qué es el amor? me preguntas
yo te digo Horacio
que eres tú el amor
tú y todo lo que tu condescendencia divina exculpan
me expías de toda cadena terrenal
y te digo amén haciéndote el amor:
amén
amén
amén.
2
Horacio, mi rostro se oculta tras el tuyo
en él he hallado la paz
una felicidad impávida y asimétrica que mis bolsillos no llegarán a entender jamás.
veo la luz artificial de aquellos postes que brillan sobre tu espalda desnuda
un arco níveo que en la lúgubre madrugada se extiende para penetrarme
y yo sueño un vuelo, un nado, una caminata
tu cuello trotando,
el paso de un caballo desliza toda montaña en mi nombre y tu nombre en la voz de mis susurros o en el eco del mar que observo mientras todo tú te transformas en esa saliva vital que me inunda y rebalsa hasta llegar a la orilla de esa puerta.